Enseñanzas de la Palabra de Dios
¿Podemos vivir para siempre?
Este artículo le permitirá encontrar en su propia Biblia la respuesta a algunas preguntas que tal vez se haya hecho. Si lo desea, los testigos de Jehová pueden analizar estas preguntas con usted.
1. ¿Por qué parece tan corta nuestra vida?
Hay tortugas que viven 150 años y árboles que alcanzan los 3.000. Aunque la vida humana resulta mucho más corta en comparación, puede ser bastante más significativa que la de una tortuga o un árbol. Jehová Dios creó a los humanos con la capacidad de disfrutar de la música, los deportes y la comida, así como de aprender, viajar y conocer gente. Dios puso en nuestros corazones el deseo de una vida sin fin. (Lea Eclesiastés 3:11.)
2. ¿Es realmente posible vivir para siempre?
Jehová vive para siempre. Él no muere. Es “la fuente de la vida” y por eso puede dar vida eterna a los demás (Salmo 36:9; Habacuc 1:12). Y no solo eso, también ha prometido la vida eterna a quienes le obedezcan. Él invertirá el proceso del envejecimiento. (Lea Job 33:24, 25; Isaías 25:8; 33:24.)
Jesús demostró por sus poderosas obras que podemos confiar en la promesa de Dios de que habrá vida eterna con salud perfecta. Jesús curó muchos tipos de enfermedades e incluso resucitó a personas que habían muerto. (Lea Lucas 7:11-15, 18, 19, 22.)
3. ¿Cuándo se hará realidad la vida eterna?
Dios quiere que vivamos para siempre, pero no en un mundo lleno de opresión y violencia, sino en una Tierra paradisíaca. Quiere que nos sintamos seguros (Salmo 37:9, 29; Isaías 65:21, 22). Mientras la Tierra se convierte en un paraíso, millones de personas que han muerto volverán a la vida. Los resucitados que decidan adorar a Dios y obedecerle vivirán para siempre. (Lea Lucas 23:42, 43; Juan 5:28, 29.)
4. ¿Cómo podemos obtener la vida eterna?
Solo Dios puede darnos vida sin fin. Por eso, hacemos bien en conocerlo mejor para acercarnos a él. La Biblia compara adquirir conocimiento de Dios con tomar alimento (Mateo 4:4). Comer es algo de lo que disfrutamos, pero conseguir y preparar los alimentos requiere esfuerzo. Sucede lo mismo con el alimento espiritual. Pero ¿qué podría merecer más la pena que acercarse a Dios y recibir vida eterna? (Lea Lucas 13:23, 24; Juan 6:27; 17:3.)