Las Buenas Noticias según Lucas 9:1-62

9  Entonces reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios,+ y también para curar enfermedades.+ 2  Y los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos. 3  Les dijo: “No lleven nada para el viaje, ni bastón ni bolsa de provisiones ni pan ni dinero; tampoco lleven dos prendas de vestir.*+ 4  Cuando entren en una casa, quédense allí y partan desde allí.+ 5  Pero, si en alguna ciudad la gente no los recibe, al salir de ella, sacúdanse el polvo de los pies para que sirva de testimonio contra ellos”.+ 6  Así que ellos partieron y fueron de aldea en aldea anunciando las buenas noticias y curando a los enfermos por todas partes.+ 7  Ahora bien, Herodes, el gobernante de distrito, oyó hablar de todo lo que estaba pasando, y estaba muy desconcertado. Y es que algunos decían que Juan había sido levantado de entre los muertos;+ 8  otros opinaban que Elías había aparecido, y otros, que uno de los profetas de la antigüedad había resucitado.*+ 9  Herodes decía: “Si a Juan yo le corté la cabeza,+ ¿quién es este de quien oigo decir semejantes cosas?”. De modo que trataba de verlo.+ 10  Cuando los apóstoles regresaron, le contaron a Jesús todo lo que habían hecho.+ Entonces él se los llevó aparte en dirección a una ciudad llamada Betsaida.+ 11  Pero las multitudes se enteraron y lo siguieron. Él las recibió amablemente y se puso a hablarles del Reino de Dios, y curó a los que lo necesitaban.+ 12  Como estaba cayendo la tarde, los Doce se acercaron y le dijeron: “Despide a la multitud para que vaya a las aldeas y campos cercanos a buscar hospedaje y comida, porque aquí estamos en un lugar retirado”.+ 13  Pero él les dijo: “Denles de comer ustedes”.+ Ellos le respondieron: “No tenemos nada más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar comida para toda esta gente”. 14  Es que allí había unos 5.000 hombres. Pero él les dijo a sus discípulos: “Díganles que se sienten en grupos de unas 50 personas”. 15  Y eso fue lo que hicieron: les dijeron a todos que se sentaran. 16  Luego él tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo e hizo una oración.* Después los partió y comenzó a dárselos a los discípulos para que se los distribuyeran a la multitud. 17  De modo que todos comieron y quedaron satisfechos. Luego recogieron 12 canastas con los pedazos que sobraron.+ 18  Más tarde, mientras Jesús estaba orando a solas, se le acercaron* los discípulos, y él les preguntó: “Según dicen las multitudes, ¿quién soy yo?”.+ 19  Ellos le respondieron: “Juan el Bautista. Pero otros dicen que eres Elías. Y otros dicen que ha resucitado* uno de los profetas de la antigüedad”.+ 20  Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Pedro le contestó: “El Cristo de Dios”.+ 21  Entonces, hablando con firmeza, les ordenó que no se lo dijeran a nadie,+ 22  y añadió: “El Hijo del Hombre tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos, los sacerdotes principales y los escribas; también tiene que ser ejecutado+ y al tercer día ser resucitado”.*+ 23  Luego se puso a decirles a todos: “Si alguien quiere ser mi seguidor, que renuncie a sí mismo,+ que tome su madero de tormento día tras día y me siga constantemente.+ 24  Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por causa de mí es el que la salvará.+ 25  En realidad, ¿de qué le sirve a alguien ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo o se causa su propia ruina?+ 26  Y es que, si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de esa persona cuando venga en su gloria y en la del Padre y en la de los santos ángeles.+ 27  Pero les aseguro que algunos de los que están aquí de ninguna manera probarán la muerte sin antes ver el Reino de Dios”.+ 28  Así fue. Unos ocho días después de decir estas palabras, se llevó con él a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña a orar.+ 29  Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y su ropa se volvió de una blancura deslumbrante.* 30  Y, de pronto, aparecieron dos hombres conversando con él: eran Moisés y Elías. 31  Estos aparecieron con gloria y se pusieron a hablar de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.+ 32  Pedro y los que lo acompañaban estaban medio dormidos; pero, cuando se despertaron completamente, vieron la gloria de él+ y a los dos varones que estaban de pie a su lado. 33  Y, mientras estos se alejaban de él, Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Armemos tres tiendas de campaña: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”. No se daba cuenta de lo que decía. 34  Pero, mientras él decía estas cosas, se formó una nube que comenzó a cubrirlos.+ Cuando la nube los envolvió, les dio miedo. 35  Entonces de la nube salió una voz+ que decía: “Este es mi Hijo, el escogido.+ Escúchenlo”.+ 36  Cuando la voz se oyó, Jesús quedó solo. Ellos se quedaron callados y en aquellos días no le contaron a nadie nada de lo que vieron.+ 37  Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, una gran multitud salió a encontrarse con él.+ 38  Entonces un hombre gritó entre la multitud: “¡Maestro, te ruego que veas a mi hijo! Es mi único hijo.+ 39  Mira, un espíritu se apodera de él, y él de pronto se pone a gritar. El espíritu hace que tenga convulsiones y eche espuma por la boca. Y, cuando a duras penas sale de él, lo deja todo maltratado.+ 40  Les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero ellos no pudieron”. 41  En respuesta, Jesús dijo: “¡Esta generación retorcida* y sin fe!+ ¿Hasta cuándo voy a tener que estar con ustedes y soportarlos? Trae a tu hijo acá”.+ 42  Y, mientras el muchacho todavía se estaba acercando, el demonio lo arrojó al suelo y lo sacudió con violentas convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno,* curó al muchacho y se lo devolvió a su padre. 43  Todos quedaron impactados con el majestuoso poder de Dios.+ Mientras todos estaban asombrados de todas las cosas que él hacía, él les dijo a sus discípulos: 44  “Escuchen estas palabras con atención y recuérdenlas, porque el Hijo del Hombre va a ser entregado* en manos de los hombres”.+ 45  Pero ellos no entendieron lo que estaba diciendo. En realidad, esto se les ocultó para que no lo comprendieran. Y temían preguntarle sobre estas palabras. 46  Entonces surgió una discusión entre ellos sobre quién era el mayor.+ 47  Jesús, que sabía lo que razonaban en su corazón, tomó a un niño, lo puso a su lado 48  y les dijo: “El que recibe a este niño en mi nombre también me recibe a mí; y el que me recibe a mí también recibe al que me envió.+ Porque el que se porta como uno de los menores entre todos ustedes es el que es mayor”.+ 49  Al oír esto, Juan le dijo: “Maestro, vimos a alguien que expulsaba demonios usando tu nombre; pero, como no anda con nosotros,* tratamos de impedírselo”.+ 50  Pero Jesús le contestó: “No traten de impedírselo, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes”. 51  Al acercarse* los días en que él iba a ser llevado arriba,+ tomó la firme decisión de* ir a Jerusalén.+ 52  Así que mandó mensajeros delante de él. Y ellos fueron y entraron en una aldea de samaritanos para hacer preparativos para él. 53  Pero los de allí no lo recibieron,+ porque él estaba decidido a ir a Jerusalén. 54  Cuando los discípulos Santiago y Juan+ vieron esto, le dijeron: “Señor,* ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo y acabe con ellos?”.+ 55  Pero él se volvió y los reprendió. 56  De modo que se fueron a otra aldea. 57  Ahora bien, mientras iban por el camino, alguien le dijo: “Te seguiré vayas donde vayas”.+ 58  Pero Jesús le contestó: “Los zorros tienen madrigueras y las aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.+ 59  Luego le dijo a otro: “Sé mi seguidor”. El hombre le dijo: “Señor, permíteme que primero vaya a enterrar a mi padre”.+ 60  Pero él le respondió: “Deja que los muertos+ entierren a sus muertos. Pero tú, vete y anuncia por todas partes el Reino de Dios”.+ 61  Y hubo otro que le dijo: “Te seguiré, Señor, pero deja que primero les diga adiós a los de mi casa”. 62  Jesús le contestó: “Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas que deja atrás+ sirve para el Reino de Dios”.+

Notas

O “una prenda de más”.
Lit. “se había levantado”.
O “y pronunció una bendición”.
O quizás “se le unieron”, “estaban con él”.
Lit. “se ha levantado”.
Lit. “levantado”.
O “brillante como un relámpago”.
O “corrupta”, “perversa”.
Lit. “impuro”.
O “traicionado”.
O “no te sigue con nosotros”.
Lit. “estar cumpliéndose”.
Lit. “fijó el rostro para”.
O “Amo”.

Notas de estudio

No lleven nada para el viaje. Cuando Jesús envió a sus apóstoles en una gira de predicación a proclamar “el Reino de Dios” (Lu 9:2), les explicó cómo realizar esa labor tan importante. Sus instrucciones se encuentran en los tres Evangelios sinópticos (Mt 10:8-10; Mr 6:8, 9; Lu 9:3). Aunque las palabras varían un poco, en los tres relatos se comunica el mensaje de que los apóstoles no debían perder tiempo adquiriendo para el viaje más cosas de las que tenían, porque Jehová les daría lo necesario. En los tres se dice que no debían obtener o llevar “dos prendas de vestir”, o, como dice la nota, “una prenda de más”. Además, en Mr 6:8 se dice que no llevaran nada para el viaje, “excepto un bastón”, porque parece que los hebreos tenían la costumbre de llevar un bastón (Gé 32:10). Por eso, la instrucción que aparece aquí en Lu 9:3 (“No lleven nada para el viaje, ni bastón”) puede que simplemente se refiriera a no obtener otro bastón además del que ya tenían. En otras palabras, Jesús les estaba diciendo a sus discípulos que viajaran livianos de equipaje, que no adquirieran artículos adicionales que les hicieran más pesada la carga, porque Jehová les daría lo necesario. Ver la nota de estudio de Lu 10:4, donde Jesús les da instrucciones parecidas a los 70 discípulos que envió a predicar en otra ocasión.

dinero. Lit. “plata”, es decir, la plata que se usaba como dinero.

quédense allí. Ver la nota de estudio de Mr 6:10.

sacúdanse el polvo de los pies. Algunos judíos santurrones que viajaban por tierras gentiles, antes de volver a entrar en su territorio, se sacudían el polvo de las sandalias porque lo consideraban impuro. Sin embargo, parece que Jesús quería decir otra cosa cuando les dio estas instrucciones a sus seguidores. Con este gesto, los discípulos demostrarían que no se harían responsables por lo que les sucediera a esas personas cuando fueran juzgadas por Dios. Se usa una expresión similar en Mt 10:14 y Mr 6:11. Marcos añade la expresión “para que les sirva de testimonio a ellos”, mientras que Lucas dice “para que sirva de testimonio contra ellos”. Pablo y Bernabé siguieron esa instrucción en Antioquía de Pisidia (Hch 13:51). Pablo hizo algo similar en Corinto sacudiéndose la ropa y diciendo: “Ustedes son responsables de su propia muerte. Yo no tengo la culpa” (Hch 18:6).

Herodes. Ver la nota de estudio de Mt 14:1.

gobernante de distrito. Ver la nota de estudio de Mt 14:1.

Denles de comer ustedes. Este es el único milagro de Jesús que se menciona en todos los Evangelios (Mt 14:15-21; Mr 6:35-44; Lu 9:10-17; Jn 6:1-13).

los partió. Era común preparar panes planos y delgados que se endurecían al hornearlos. Por eso se acostumbraba partirlos para comerlos (Mt 14:19; 15:36; 26:26; Mr 6:41; 8:6).

canastas. Ver la nota de estudio de Mt 14:20.

Jesús estaba orando a solas. Esto ocurrió cerca de Cesarea de Filipo (Mt 16:13; Mr 8:27). Lucas es el único que indica que Jesús estaba orando solo. Ver la nota de estudio de Lu 3:21.

Juan el Bautista. Ver la nota de estudio de Mt 3:1.

Elías. Ver la nota de estudio de Mt 11:14.

El Cristo de Dios. Pedro reconoce que Jesús es “el Cristo de Dios” (en griego, ho Khristós tou Theóu). La expresión “el Cristo” es equivalente a “el Mesías” (de la palabra hebrea mashíaj). Cristo y Mesías son títulos que significan ‘ungido’. En griego, aquí Cristo está precedido por el artículo definido. Esta construcción posiblemente destaca el papel de Jesús como Mesías. Ver las notas de estudio de Mt 1:1; 2:4.

ancianos. Lit. “hombres mayores”. Aunque el término griego presbýteros a veces alude a la edad biológica (por ejemplo, en Lu 15:25; Hch 2:17), no se limita a las personas mayores. En la Biblia, este término se refiere principalmente a los que ocupan un puesto de autoridad y responsabilidad en una comunidad o en una nación. En este caso se refiere a los líderes de la nación judía, que con frecuencia se mencionan junto con los sacerdotes principales y los escribas. El Sanedrín estaba compuesto de hombres de estos tres grupos (Lu 20:1; 22:52, 66). Ver glosario, anciano.

sacerdotes principales. Ver la nota de estudio de Mt 2:4 y el glosario, sacerdote principal.

escribas. Ver la nota de estudio de Mt 2:4 y el glosario, escriba.

que renuncie a sí mismo. O “que se olvide de sí mismo”. Esta frase destaca que una persona está dispuesta a negarse por completo, a dejar de vivir para sí misma, a fin de entregarse a Dios. La expresión griega puede traducirse como “que se niegue a sí mismo”; esta traducción describe bien el sentido, porque implica decir no a los deseos, las ambiciones o la conveniencia personal (2Co 5:14, 15). Lucas usó el mismo verbo griego y otro relacionado cuando relató que Pedro negó conocer a Jesús (Lu 22:34, 57, 61). Ver la nota de estudio de Mt 16:24.

madero de tormento. Ver la nota de estudio de Mt 16:24.

vida. O “alma”. Ver glosario, alma.

el mundo entero. El significado básico del término griego kósmos, que muy a menudo se traduce como “mundo”, es ‘orden’ u ‘organización’. En las obras griegas seglares puede referirse a la humanidad, y a menudo se usa con ese sentido en las Escrituras Griegas Cristianas (ver las notas de estudio de Jn 1:9, 10; 3:16). Sin embargo, el término kósmos no es sencillamente un sinónimo de humanidad. En la Biblia mantiene el sentido original de ‘orden’ y ‘organización’, ya que la humanidad tiene cierta estructura por estar compuesta de varias culturas, tribus, naciones y sistemas económicos (1Jn 3:17; Ap 7:9; 14:6). Ese es el significado de la palabra “mundo” en este contexto y en algunos otros. Con el transcurso de los siglos, la estructura que rodea la vida humana e influye en ella ha aumentado en tamaño y complejidad a medida que ha aumentado la población. Ver la nota de estudio de Jn 16:21.

Unos ocho días después de decir estas palabras. Los relatos de Mateo y Marcos dicen “seis días después” (Mt 17:1; Mr 9:2). Lucas habla del número de días desde una perspectiva diferente a la de Mateo y Marcos, pues parece que incluye el día en el que Jesús hizo la promesa (Lu 9:27) y el día en el que ocurrió la transfiguración. Mateo y Marcos cuentan los seis días completos que hubo entre un suceso y otro. Además, hay que notar que Lucas da una cifra aproximada: “unos ocho días”.

a orar. Solo Lucas da este detalle sobre la oración en relación con la transfiguración de Jesús. El versículo siguiente también dice que Jesús estaba orando (Lu 9:29). Otros casos en los que solo Lucas menciona que Jesús oró se encuentran en Lu 3:21; 5:16; 6:12; 9:18; 11:1; 23:46.

la partida de Jesús. La palabra griega que se emplea aquí (éxodos) también se usa en 2Pe 1:15 (“partida”) y Heb 11:22 (“éxodo”). Al parecer, la partida, o el “éxodo”, de Jesús implicaba tanto su muerte como su posterior resurrección a la vida espiritual.

de la nube salió una voz. Esta es la segunda de las tres ocasiones en las que los Evangelios mencionan que seres humanos oyeron la propia voz de Jehová. Ver las notas de estudio de Lu 3:22; Jn 12:28.

único. La palabra griega monoguenḗs, traducida tradicionalmente como “unigénito”, tiene el sentido de ‘solo en su clase’, ‘único’ o ‘el único miembro de una familia o género’. El término describe la relación que une a un hijo o una hija con sus padres. En este contexto, alude a un hijo único. Se usa este mismo término con el “único” hijo de la viuda de Naín y la “única” hija de Jairo (Lu 7:12; 8:41, 42). La Septuaginta también lo usa con la hija de Jefté, de quien se dice: “Era su única hija. Aparte de ella, no tenía ni hijo ni hija” (Jue 11:34). El apóstol Juan lo emplea cinco veces en sus escritos hablando de Jesús. Para saber más sobre el significado del término cuando se usa con Jesús, ver las notas de estudio de Jn 1:14; 3:16.

majestuoso poder de Dios. O “grandeza (majestad) de Dios”. Al curar a la gente, Jesús no se dio importancia a sí mismo, sino que atribuyó esos milagros al poder de Dios.

en que él iba a ser llevado arriba. El término griego análēmpsis solo aparece en este versículo en las Escrituras Griegas Cristianas. Por lo común se entiende que se refiere a la ascensión de Jesús al cielo. Se emplea un verbo relacionado en Hch 1:2, 11, 22, donde se traduce como “fue llevado arriba” o “fue llevado al cielo”.

él estaba decidido a ir a. Lit. “su rostro estaba yendo a”, “su rostro estaba dirigido hacia” (comparar con la nota de Lu 9:51). Se emplean expresiones similares en las Escrituras Hebreas con el sentido de fijar la vista en un objetivo, propósito o deseo (1Re 2:15, nota; 2Re 12:17, nota) y da la idea de una fuerte resolución o determinación (2Cr 20:3, nota; Da 11:17, nota).

no tiene dónde recostar la cabeza. Ver la nota de estudio de Mt 8:20.

Señor. Algunos manuscritos no incluyen esta palabra, pero de acuerdo con varios manuscritos antiguos y confiables hay razón para ponerla.

enterrar a mi padre. No es probable que el hombre acabara de perder a su padre y estuviera pidiendo que le permitieran hacer el funeral. Si ese hubiera sido el caso, seguramente no habría estado allí conversando con Jesús. En el antiguo Oriente Medio, cuando alguien moría, la familia organizaba el funeral muy rápido, por lo común el mismo día. De modo que el padre del hombre quizá estaba enfermo o era mayor, pero no acababa de morir. Y Jesús no le habría pedido al hombre que abandonara a su padre enfermo o necesitado, así que debía haber otros miembros de la familia que pudieran atenderlo (Mr 7:9-13). En realidad, el hombre estaba diciendo: “Te seguiré, pero no mientras mi padre viva. Espera a que mi padre muera y lo entierre”. Sin embargo, desde el punto de vista de Jesús, el hombre estaba dejando pasar la oportunidad de poner en primer lugar en su vida los intereses del Reino de Dios (Lu 9:60, 62).

Deja que los muertos entierren a sus muertos. Como se ve en la nota de estudio de Lu 9:59, el padre del hombre que estaba hablando con Jesús probablemente estaba enfermo o era mayor, pero no se había muerto. Por lo visto, Jesús estaba diciendo: “Deja que los que están muertos en sentido espiritual entierren a sus muertos”; en otras palabras, el hombre no debía esperar para tomar la decisión de seguir a Jesús, ya que parece que otros familiares podían cuidar del padre hasta que muriera. Si seguía a Jesús, el hombre estaría entre los que van por el camino que lleva a la vida eterna, no entre los que están muertos en sentido espiritual ante Dios. Con su respuesta, Jesús mostró que poner el Reino de Dios en primer lugar en la vida y proclamarlo a los cuatro vientos es esencial para mantenerse vivo en sentido espiritual.

que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas que deja atrás. Para destacar la importancia de ser un discípulo con toda el alma, Jesús aquí lo compara con el trabajo de arar. El hombre que está hablando con él expresa su deseo de ser su discípulo, pero pone la condición de que primero se le permita despedirse de su familia (Lu 9:61). Ahora bien, si alguien que lleva el arado se distrajera, terminaría haciendo surcos torcidos. Y, si se detuviera para mirar atrás, su trabajo en el campo se atrasaría. De igual modo, si alguien a quien se invita a ser discípulo de Cristo se dejara distraer de sus responsabilidades, no serviría, o no sería apto, para el Reino de Dios.

Multimedia

Bastón y bolsa de provisiones
Bastón y bolsa de provisiones

Entre los hebreos de la antigüedad, los bastones, las varas y los palos eran de uso común. Servían, entre otras cosas, para apoyarse (Éx 12:11; Zac 8:4; Heb 11:21), para defenderse (2Sa 23:21), para trillar el grano (Is 28:27) o para varear olivos (Dt 24:20; Is 24:13). Las bolsas de provisiones se solían hacer de cuero, y los viajeros, pastores, agricultores y otras personas las llevaban al hombro. Se usaban para guardar alimentos, ropa y otros artículos. Cuando Jesús envió a sus apóstoles a realizar una campaña de predicación, les dio instrucciones sobre diferentes asuntos, entre ellos no llevar bastones ni bolsas de provisiones. Los apóstoles debían ir con lo que tenían puesto, sin perder tiempo en obtener artículos adicionales, ya que Jehová los cuidaría. Ver las notas de estudio de Lu 9:3 y 10:4, donde se explica lo que Jesús quiso decir con esas instrucciones.

Moneda acuñada por Herodes Antipas
Moneda acuñada por Herodes Antipas

Estas fotos muestran las dos caras de una moneda de aleación de cobre que se acuñó aproximadamente para el tiempo en que Jesús efectuó su ministerio. La moneda fue un encargo de Herodes Antipas, quien era tetrarca, o gobernante de distrito, de Galilea y Perea. Es probable que Jesús estuviera pasando por el territorio de Herodes en Perea de camino a Jerusalén cuando los fariseos le dijeron que Herodes quería matarlo. Jesús les respondió llamando a Herodes “ese zorro” (ver la nota de estudio de Lu 13:32). En vista de que la mayoría de los súbditos de Herodes eran judíos, las monedas que encargó tenían imágenes que no los ofenderían, como una hoja de palmera (1) y una corona de hojas (2).

Canastas o cestas
Canastas o cestas

La Biblia usa palabras diferentes para hablar de distintos tipos de canastas o cestas. Por ejemplo, cuando Jesús alimentó milagrosamente a unos 5.000 hombres y se recogió lo que sobró en 12 recipientes, la palabra griega que se usó parece referirse a canastas de mimbre relativamente pequeñas que se llevaban en las manos. Sin embargo, se utilizó una palabra griega distinta para hablar de las siete canastas en las que se guardaron las sobras después que Jesús alimentó a unos 4.000 hombres (Mr 8:​8, 9). Esa palabra se refiere a una canasta grande, y es el mismo término griego que se usó para describir la canasta en la que bajaron a Pablo al suelo por una abertura de la muralla de Damasco (Hch 9:​25).

Monte Hermón
Monte Hermón

Con una altura de 2.814 m (9.232 ft) y situado cerca de Cesarea de Filipo, el monte Hermón es la montaña más alta en los límites de Israel. Sus cumbres nevadas condensan vapor de agua, lo que produce el abundante rocío que mantiene viva la vegetación durante la larga estación seca (Sl 133:3). La nieve derretida de este monte es la principal fuente de agua del río Jordán. Es posible que la transfiguración de Jesús tuviera lugar en el monte Hermón (Mt 17:2).

Monte Hermón visto desde la reserva natural del valle de Hula
Monte Hermón visto desde la reserva natural del valle de Hula

Situado en la frontera norte de la Tierra Prometida, el monte Hermón tiene varias cumbres. El pico más alto alcanza los 2.814 m (9.232 ft) sobre el nivel del mar. Sus cumbres forman la parte sur de la cordillera del Antilíbano. Es posible que Jesús fuera transfigurado en el monte Hermón.

Madrigueras de zorros y nidos de aves
Madrigueras de zorros y nidos de aves

Jesús dijo que no tenía casa propia, a diferencia de los zorros, que tienen madrigueras, y las aves, que tienen nidos. El tipo de zorro que se ve en la fotografía (Vulpes vulpes) no solo se encuentra en el Oriente Medio, sino también en África, Asia, Europa y Norteamérica, y hasta ha sido llevado a Australia. Los zorros suelen excavar agujeros en el suelo para hacer sus cuevas, aunque también utilizan grietas naturales, ocupan madrigueras de otros animales o aprovechan una abandonada. El pájaro de la foto —el ruiseñor bastardo (Cettia cetti)— está entre las 470 variedades de aves que se cree que pueden encontrarse en Israel en el transcurso del año. Estas construyen sus nidos en lugares muy variados, como árboles, cavidades de los troncos o acantilados. Utilizan materiales como ramitas, hojas, algas, lana, paja, musgo o plumas. La topografía de la zona, cerca del extremo sureste del mar Mediterráneo, abarca cumbres frescas, valles calurosos, desiertos áridos y llanuras costeras. Esa variedad la convierte en un hábitat ideal para las aves que viven allí o las que están de paso en su migración.

Arar la tierra
Arar la tierra

Por lo común se araba la tierra en otoño, después que las lluvias habían ablandado el terreno que había quedado duro y seco tras los cálidos meses del verano (ver apén. B15). Algunos arados eran sencillamente una pieza de madera puntiaguda, quizá con punta de metal, unida a una viga de la que tiraban uno o más animales. Después que se araba la tierra, se sembraba la semilla. En las Escrituras Hebreas, con frecuencia se hacían comparaciones usando el conocido trabajo de arar (Jue 14:18; Is 2:4; Jer 4:3; Miq 4:3). Jesús se refirió con frecuencia a las labores agrícolas para enseñar lecciones importantes. Por ejemplo, habló del trabajo de arar para destacar la importancia de ser un discípulo con toda el alma (Lu 9:62). Si alguien que lleva el arado se distrajera, terminaría haciendo surcos torcidos. De igual modo, si un discípulo de Cristo se distrajera o abandonara sus responsabilidades, no serviría, o no sería apto, para el Reino de Dios.