Los jóvenes preguntan
¿Quién soy en realidad?
Carlos ve venir a Enrique y ya se imagina lo que está a punto de suceder. “¡Hola, Carlitos! Prueba esto”, le dice Enrique, abriendo la mano. Carlos ve justo lo que se temía: un cigarrillo de marihuana. No quiere aceptarlo, pero tampoco quiere quedar como un cobarde. “Mira, Enrique... mejor en otra ocasión, ¿sí?”, responde no muy convencido.
Teresa ve venir a Enrique y ya se imagina lo que está a punto de suceder, pero está preparada. “¡Hola, Tere! Prueba esto”, le dice Enrique, abriendo la mano. Teresa ve justo lo que se imaginaba: un cigarrillo de marihuana. “No, gracias, Enrique —contesta con convicción—. Tengo planes para el futuro y voy a necesitar mis pulmones. Además, yo creía que tú eras demasiado inteligente para fumar eso.”
¿POR qué pudo Teresa resistir mejor la presión que Carlos? Porque ella tiene algo que a él le falta. ¿Sabes qué es? Identidad. No estamos hablando de tener un documento de identificación, sino de saber quién eres en realidad y cuáles son tus valores. Dicho conocimiento es una poderosa arma que te da las fuerzas para decir no a las tentaciones, para controlar tu vida en vez de dejar que otros lo hagan. ¿Cómo puedes conseguir esa seguridad? Para empezar, analizando las siguientes preguntas.
1 ¿CONOZCO MIS PUNTOS FUERTES?
Por qué es importante. Porque si conoces tus virtudes y habilidades aumentará tu confianza en ti mismo.
Piensa en esto. Todo el mundo tiene talentos. Hay quienes son muy buenos para el arte o la música; otros son mejores para los deportes. Raquel tiene una habilidad especial para reparar autos. * “Cuando tenía unos 15 años —comenta—, me di cuenta de que quería ser mecánica.”
Ejemplo bíblico. El apóstol Pablo escribió: “Aunque yo sea inexperto en el habla, ciertamente no lo soy en conocimiento” (2 Corintios 11:6). Con sus amplios conocimientos de las Escrituras, Pablo pudo defender su posición cuando lo cuestionaron. No dejó que la actitud negativa de quienes lo desafiaban lo hiciera sentir inseguro (2 Corintios 10:10; 11:5).
Analízate. Anota abajo un talento o una habilidad que poseas.
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Ahora anota una de tus mayores virtudes (por ejemplo, si eres bondadoso, generoso, confiable o puntual).
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“Procuro estar disponible para los demás. Si alguien necesita hablar conmigo y estoy ocupada, dejo lo que esté haciendo para escucharlo.” (Brianne.)
¿Te costó trabajo encontrar una? Piensa entonces en algún rasgo de tu personalidad en el que hayas madurado desde que eras niño y escríbelo abajo (si quieres ejemplos, ve el recuadro “Lo que opinan otros jóvenes”).
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2 ¿CONOZCO MIS PUNTOS DÉBILES?
Por qué es importante. Tal como una cadena se rompe por su eslabón más débil, tú podrías perder en un instante tu identidad, es decir, olvidarte de quién eres, si te dejas dominar por tus puntos débiles.
Piensa en esto. Nadie es perfecto (Romanos 3:23). Todos tenemos algún defecto que quisiéramos corregir. “No entiendo por qué me dejo afectar por cosas tan tontas —confiesa Seija—. Me enfurezco a la menor provocación y pierdo el control sobre mis emociones.”
Ejemplo bíblico. Pablo era muy consciente de sus debilidades, tanto que escribió: “Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado” (Romanos 7:22, 23).
Analízate. ¿Cuál de tus debilidades dirías que necesitas controlar mejor?
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“He notado que después de ver una película romántica me pongo un poco melancólica y me entran deseos de encontrar a alguien de quien enamorarme. Por eso sé que debo cuidarme de ese tipo de entretenimiento.” (Bridget.)
3 ¿TENGO METAS?
Por qué es importante. Si te fijas metas, tu vida tendrá dirección y sentido. Además, te será más fácil mantenerte alejado de personas y situaciones que pudieran ser un obstáculo para alcanzar dichas metas.
Piensa en esto. ¿Te subirías a un taxi y le pedirías al conductor que diera vueltas a la manzana hasta acabarse la gasolina? Eso sería absurdo y, además, costoso. Pues bien, las metas impiden que te quedes viajando en círculos, por así decirlo. Te permiten establecer un destino en la vida y un plan de viaje para llegar a él.
Ejemplo bíblico. Pablo escribió: “La manera como estoy corriendo no es incierta” (1 Corintios 9:26). En vez de ir sin rumbo por la vida, dejándose llevar por las circunstancias, el apóstol se trazó metas y dedicó su vida a alcanzarlas (Filipenses 3:12-14).
Analízate. Escribe tres metas que te gustaría alcanzar el próximo año.
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De las tres, elige la que sea más importante para ti y anota lo que puedes hacer desde ahora para cumplirla.
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“Si no me mantengo ocupado en cosas productivas, el tiempo se me va como el agua. Lo mejor es ponerse metas y concentrarse en alcanzarlas.” (José.)
4 ¿SOY UNA PERSONA DE CONVICCIONES?
Por qué es importante. Si no tienes convicciones, serás inestable e indeciso. Cambiarás constantemente con tal de adaptarte a tus amigos, así como el camaleón cambia de color para adaptarse a su entorno. Quien actúa de ese modo carece de identidad propia.
Piensa en esto. La Biblia aconseja a los cristianos que comprueben por sí mismos “lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:2). Si actúas de acuerdo con tus convicciones —sin importar lo que hagan o dejen de hacer los demás—, no sacrificarás tu identidad.
Ejemplo bíblico. Aunque Daniel fue separado de su familia y sus hermanos judíos siendo apenas un adolescente, “se resolvió en su corazón” a obedecer las leyes de Dios (Daniel 1:8). Se negó a sacrificar lo que él era y vivió fiel a sus convicciones.
Analízate. ¿Qué convicciones tienes tú? Veamos dos ejemplos:
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¿Crees en Dios? ¿Por qué? ¿Qué te ha convencido de que existe?
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¿Te parece que las normas morales de Dios son para tu bien? ¿Qué te hace pensar así? Tomemos, por ejemplo, las leyes divinas que rigen la sexualidad. ¿Por qué estás tan seguro de que serás más feliz obedeciéndolas que viviendo “libremente”, como tus compañeros?
Estas preguntas no se pueden responder deprisa. Tómate tu tiempo para analizar por qué crees en lo que crees. Eso te preparará para defender tus convicciones (Proverbios 14:15; 1 Pedro 3:15).
“En la escuela, los muchachos se aprovechan de tu inseguridad; por eso no quiero sentirme insegura de mi fe. Decidí entender bien las razones que tengo para creer en lo que me han enseñado. En vez de contestar: ‘Mi religión no me lo permite’, quería responder: ‘Eso no está bien’. Mi deseo era expresar mis propias creencias.” (Danielle.)
A fin de cuentas, ¿qué prefieres ser: una hoja a la que cualquier brisa se lleva por los aires, o un árbol que resiste las peores tormentas? Si quieres ser como el árbol, esfuérzate por reafirmar tu identidad.
Si tienes identidad propia, eres como un árbol de raíces profundas que resiste las peores tormentas
^ párr. 8 Se han cambiado algunos nombres.